En ocasiones los microcréditos se convierten en una ayuda importante para comenzar un proyecto empresarial. Este ha sido el caso de Nilda Cascianesi que ha conseguido establecer con éxito su empresa, gracias a este apoyo inicial.
Nilda Cascianesi, 65 años, psicóloga, argentina de nacionalidad italiana, afincada desde hace siete años en España lo tiene claro: los microcréditos 'ayudan a inventarse un trabajo', pero es sólo una ayuda porque 'si no tienes nada es muy difícil el éxito del negocio'. Desde su obrador de pastelería, que hace cuatro años abrió en el Mercado Municipal de Pacífico en Madrid, Nilda explica a Efe que un microcrédito -en España la media es de 10.000 euros- 'puede traer grandes satisfacciones, pero también grandes frustraciones'.
Su caso concreto, algo atípico por su edad y por su formación, sí es un ejemplo de que 'los 12.000 euros era la cantidad que necesitábamos en ese momento para abrir un negocio, para completar los ahorros y las ayudas familiares'.
Emigrada de Bariloche (Argentina) hace 20 años 'en una de las tantas corrientes que en nuestro país nos empujaban al aeropuerto ya fuera por problemas ideológicos, por estar en la Universidad o por problemas económicos', Nilda, su marido y sus hijos vivieron 14 años en Italia y hace siete llegaron a España. Después de intentar otras alternativas para vivir, hace cuatro años esta psicóloga, dedicada a la docencia en su país, sacó del baúl de los recuerdos la actividad que sus abuelos -españoles emigrados a la Argentina a primeros de siglo- desarrollaron en el país austral: la elaboración de dulces.
Tras unos primeros años en los que trabajaba 'veinte de las veinticuatro horas del día', recorriendo los restaurantes de Madrid 'con un catálogo hecho en el ordenador de casa y una heladerita con muestras, ahora son los restaurantes los que nos demandan nuestro producto: especialidades argentinas y españolas'. Cuenta entre sus clientes con importantes restaurantes de la capital, abre al público los jueves, viernes y sábados, tiene ya cuatro empleados, ha ampliado el local inicial sin abandonar el mercado, y se dispone abrir otro en otro mercado, que llevará su hija que ahora vive en Italia.
Esta mujer, recientemente premiada por la Comunidad de Madrid como 'Mujer emprendedora del año', cree que no hay fórmulas mágicas para el éxito.'Hay que ser muy cauto. Paralelamente o antes de la petición del microcrédito, hay que tener en cuenta los gastos fijos que se van a tener. Creo que además falta tutelar a la gente para que le sea posible continuar, a veces se sienten muy solos y no saben como seguir', asegura. Dulce Madrid es el nombre de la tienda: 'porque así fue Madrid con nosotros', concluye.
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