viernes, 12 de diciembre de 2008

¿Quién dijo que no podemos ser madres, esposas y EMPRENDEDORAS?

La figura mujer en el entorno empresarial ha sido cuestionada debido a que se asume la imposibilidad de compaginar la vida profesional y familiar. Ciertos sectores todavía creen que para llevar una empresa adelante una mujer debe renunciar a ser madre o a tener una familia. Pues con este post vamos a demostrar, una vez más que están en un grave error. La igualdad y la conciliación es un problema de educación.

Rosa Vañó Cañadas, 45 años, casada y con tres hijos; Llicenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, se siente realmente feliz y satisfecha. La Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (Fedepe) la ha elegido "empresaria del año 2008". Lamenta que, tras tanta lucha, "al final lo que hay dentro de la nevera siga siendo responsabilidad de la mujer".

Tras desempeñar, con éxito, diversos cargos de relevancia en multinacionales americanas, los últimos nueve años en Coca-Cola, en 2003 funda Castillo de Canena Olive Juice, una de las marcas andaluzas que más rápido se ha consolidado entre los aceites de alta gama.

Entrevista recogida en El Economista, que muestra el sentir de una verdadera emprendedora

¿Cuándo y por qué decide dejar de trabajar para otros?
Cuando cumplí cuarenta años. Hice un replanteamiento total de mi vida, fue un despertar, darme cuenta de que la vida tiene fecha de caducidad y que tenía que decidir qué hacer el resto de mi vida. Mi trabajo en Coca-Cola me demostró que tenía la formación adecuada para emprender un proyecto personal que se basara en la creación de productos y marcas.
Me di cuenta de que si he podido hacerlo para terceras personas lo puedo hacer para mí. Y nos pusimos en marcha en nuestra compañía familiar de aceite para pasar de vender graneles a marcas, con valor. Tenía la formación para hacerlo. Hemos posicionado nuestra joven marca como referente de innovación y calidad dentro del mercado de aceites de alta gama, y hemos dotado de prestigio y valor añadido a nuestros graneles, un aceite que no comercializo bajo mi marca, consiguiendo vender nuestros productos a precios superiores al mercado.

Con innovación y arte, ¿no?
En 2006 lanzamos el concepto de Primer día de cosecha en un envase diseñado por Sara Navarro en color cereza que fue una revolución siguiendo nuestra estrategia de innovación. El año pasado la etiqueta la diseñó el maestro Enrique Ponce, como olivarero y embajador de Jaén en el mundo, y este año hemos contado con el talento del diseñador de joyas Joaquín Berao.
Tres años más tarde Primer día de cosecha tiene una tirada mundial de 25.000 botellas, prácticamente vendidas con antelación y enviada por avión a países tan distantes con Canadá o Japón. En 2008 ganamos el galardón de la Cofradia Gastronomía Cuchara de palo, la más antigua de España.

¿De verdad ahora lograr conciliar más la vida familiar y laboral?
Concilio más que antes. Ser empresario no quiere decir que trabajes menos, es que trabajas de otra forma. Las presiones son distintas a las de una multinacional, porque ésta genera unos problemas políticos y de estatus que te quitan muchísimo tiempo. Esos problemas, que son demostrar constantemente que vales, no los tengo en mi empresa.
Antes y ahora, el problema de una mujer trabajadora es la sensación de que nunca terminas de hacer nada bien, que podrías dar más como madre, como profesional o mujer. Pero no se trata de hacerlo mejor sino bien, eso es lo importante. Si me preguntas cómo soy, ahora soy mucho más feliz que hace cinco años. Tengo más calidad de vida con mis hijos, con mi familia y duermo divinamente por las noches porque sé que los esfuerzos que hago por salir adelante los hago con honestidad, lealtad y tranquilidad.
Como antes, pero para mí. Yo no vivía así antes, ahora todo es más positivo. Es verdad que viajo, que a veces siento que no doy todo lo que debiera dar, pero es que antes daba muchísimo menos.

¿Igualdad?
Tras el premio de Fedepe tengo cada vez más claro que es un problema de educación. La mayoría de nuestras madres no ha trabajado y lo que decía el padre iba a misa. No ha sido el caso de mi familia, mi madre es economista y mi padre también, siempre me han incentivado. Pero el ego de los hombres es el principal problema para demostrar que valemos.
Las mujeres en los equipos son muchísimo más constantes, anteponen el resultado al ego, son más fáciles de llevar que el hombre, son mucho más sacrificadas y tienen mas espíritu de equipo... Hoy por hoy no se acepta tanto a la mujer en los consejos de administración, el Gobierno, los políticos puede que consigan la paridad, pero normalmente hay prejuicios hacia la mujer, muchos, que sobrevuelan la mente de los que toman las decisiones.
Si hay una clave para conseguir la igualdad de la mujer es la flexibilidad, organizar mejor el tiempo, no hace falta quedarse hasta las diez de la noche para hacerlo bien. En absoluto. Estoy convencida.

¿Qué ha significado el premio de Fedepe? ¿Cambia algo su vida?
Ha sido como un termómetro, una reválida de que lo que hemos hecho ha servido. De que todo esto es real, el premio es además una labor de equipo, de mi familia, de mi hermano, que dejó el Banco Santander para trabajar en él. Te sientes más responsable.

La crisis afecta a todos, buenos, malos, emprendedores...
Es un momento de reflexión, de no tirar la toalla, de plantearse cómo mantener el negocio latente hasta que todo pase y poder seguir adelante. Es una oportunidad para una minoría, pero la crisis es para la mayoría. Ojalá no se pierda todo ese talento.

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